lunes, 14 de mayo de 2007

Semana Trágica para el club culé

En solo cuatro días ha ocurrido lo inesperado, el barça se ha quedado sin la copa y ha perdido el liderato de la liga a manos del rival mas odiado: el Madrid, esta semana ya ha pasado a la historia se ha convertido en la primera vez que el equipo presidido por Laporta ha acabado un partido con una pañolada.
Con la derrota ante el getafe a flor de piel el equipo de Rijkaard perdió ayer el liderato de la liga de la manera mas cruel: en el minuto 89 de un partido en el que se hartó de malograr ocasiones de gol.
Quedan cuatro jornadas de Liga, doce puntos en juego, un mundo, pero las sensaciones son horribles. El equipo está roto físicamente. El trabajo que no se ha realizado en el transcurso de la temporada ya no se puede hacer en el último mes de competición a la desesperada. La fragilidad del Barça da miedo. Y es demasiado tarde. Sólo se puede exprimir ya lo poco que le queda a cada jugador. El problema puede que venga de lejos. Seguro que la pretemporada, más enfocada al negocio económico que a la preparación deportiva, fue perjudicial. ¡Pero aquello fue en agosto! Ha habido tiempo para apretar las tuercas en los entrenamientos, hacer dobles sesiones, quizás un 'mini stage' a media campaña... Pero todos (cuerpo técnico, jugadores, incluso los directivos que no supieron darle la importancia real al problema) se durmieron confiando ingenuamente en la inercia ganadora de un grupo casado con el éxito. Pues bien. Sin trabajo no hay títulos. Un aviso para el futuro. Quizás todavía se pueda ganar esta Liga, no hay que renunciar a ella, pero lo sucedido esta campaña en el aspecto físico no se puede repetir nunca.
Los mejores jugadores, por mucha calidad técnica que atesoren, necesitan tener los músculos a tope para salir de un regate y llegar al remate con el punto de tranquilidad necesaria para definir. No es casualidad que el Barça haya perdido su puntería en las últimas jornadas. Si no se llega fresco a la zona del disparo final, las opciones de marcar disminuyen. Y este equipo está fundido.
Quedan cuatro jornadas y, aunque lo parece, la Liga no está perdida. El Barça está obligado a pelear a muerte. Se lo debe a su afición, que perdonó todos los títulos perdidos por lo mucho que disfrutó en los dos años anteriores. Los seguidores se merecen un último esfuerzo... ¿o sería el primero?

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